Sabemos que las personas sabias son quienes logran usar conocimientos para lograr metas positivas y generar crecimiento.
Hemos insistido que adquirir sabiduría es parte de un proceso que se logra a través del ejercicio de la mente, adquiriendo conocimiento para estimular la inteligencia, y con ello resolver problemas prácticos, éticos y morales.
Veamos cómo funciona este proceso.
Empezar y continuar
Bien, ¿Dónde empezamos? Existen guías para poder empezar tu camino a la sabiduría, incluso por temas; pero lo más probable es que tengas tus propios intereses.
Comienza entonces por ahí.
Déjate guiar por tus propias preferencias y necesidades. No hagas caso donde digan que debes aprender X o Y, eso responde al criterio de quien habla, no el tuyo. Y tú eres quien mejor sabe lo que quieres y necesitas.
Una vez que sabes a dónde quieres llegar, debes andar el camino hasta la meta. Aquí es donde tu disciplina y constancia van a marcar la diferencia.
Una vez que tienes la idea de lo que quieres, allí avanzas hasta lograr obtenerlo. Así debes andar tu camino a la sabiduría.
…En la práctica
Usemos un ejemplo. Queremos tener sabiduría financiera; la inteligencia para manejar las finanzas y crear riqueza económica.
Allí tienes el inicio. Has definido lo que quieres adquirir, lo que quieres aprender.
Lo segundo, es buscar y crear ese conocimiento en ti.
Aquí ocurre algo muy curioso, como decía el gran economista Israel Kirzner, el mercado es descubrimiento; es decir la acción humana es descubrir cosas que nos ayudan o no nos sirven.
De manera que comienzas a buscar y descubrir aquella información, sistemas de pensamiento, metodologías que te ayuden… o no, a tener sabiduría financiera.
Explora, sal de tu zona de confort. Toma libros, ve vídeos, escucha conferencias. Infórmate, ya que esos datos y su posibilidad de verificarlos te permitirán comprender no sólo dónde está la verdad sino que es lo que funciona.
Ya en este punto, si has sido dedicado, tendrás una idea clara de lo que estás buscando y cómo llegar a ello.
¿Y cuánto falta?
Siempre sale la pregunta de cuántos libros, cuántas clases, cuánto tiempo es necesario para dominar un conocimiento, habilidad, arte, maestría, sabiduría. Vamos aclarar esto.
Existen muy buenos estudios sobre la cantidad de tiempo y esfuerzo que toma adquirir maestría en una disciplina. Vamos a hablar de las reglas de tiempo:
- La regla de las 100 horas: establece que si dedicas 100 horas (4,16 días) para aprender algo, tendrás una buena comprensión de ese tema, muy por encima de la mayoría. Podrás opinar al respecto y responder problemas sencillos sobre esa materia.
- La regla de las 1.000 horas: si dedicas 1.000 horas (41,66 días, o un mes más una semana) a aprender un tema, tendrás el nivel de un especialista; alguien que conoce ese tema con suficiente profundidad para explicar en detalle y resolver problemas de complejidad en ese tema y además propone nuevas ideas al respecto. Es decir, es un profesional sobre el tema.
- La regla de las 10.000 horas: si dedicas 10.000 horas (416,66 días, o un año más un mes y más veinte días) a aprender un tema, serás un maestro élite de clase mundial. Alguien que hará historia en ese campo, un genio, visionario: alguien que conoce ese tema mejor que nadie, pocos en el mundo tendrán tal capacidad y ya estarás generando conocimiento y trascendencia, además de posiblemente, mucho dinero porque lo que haces y conoces casi nadie o muy pocos son capaces de alcanzar. Equivale a una licenciatura o doctorado.
Pero estas reglas sólo funcionan si el tiempo es efectivo, es decir, si el tiempo empleado en tales temas lo has dedicado a ello, nada de pausas o tiempos fuera o tomarse unos días de vacaciones… se trata de tiempo continuo.
Es decir, lo crítico en este asunto es cómo dedicas tu tiempo.
Intensidad
No es lo mismo entrenar físicamente todos los días a tres veces por semana. Y tampoco es lo mismo hacer una hora de entrenamiento intenso (como Funcional, Insanity o Crossfit) que tomar dos horas de entrenamiento moderado o suave (caminar, trotar, pesas).
No puedes lograr mucho si dedicas poco. Eso es lógico. Por eso la intensidad, más que el tiempo, es la clave para poder desarrollarte.
Mucho tiempo de trabajo crea cansancio y además no te permite hacer otras cosas, generando ciertos sacrificios que bien pudieran evitarse. A parte, que se crea cierta resistencia o no quieras hacerlo porque necesitas emprender otra cosa.
La mejor solución es trabajar un tiempo limitado, digamos de media a una hora; pero con una intensidad total: es decir, leer bien enfocado, tomando notas, consultando datos, resolviendo problemas y explorando ejemplos y pensar críticamente sobre lo que estás aprendiendo.
Así, lo que ahora sabes estará allí disponible para ti, como una herramienta funcional para resolver lo que necesitas, porque como has razonado, has pensado en eso que estás aprendiendo, has logrado apreciar para qué sirve y cómo se usa, y muchas veces descubres que cosas que se dan por ciertas, son falsas (como por ejemplo, que el gasto genera crecimiento económico).
Y cuando tienes conocimiento que puedes aplicar para resolver problemas, eso es sabiduría; que es lo que estamos buscando desarrollar.
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