En esta entrada hablamos sobre la sabiduría en la Biblia, ahora vamos a explorar una manera para adquirirla a través de unos pasos bastante sencillos, breves (no te demandarán mucho tiempo) y poderosos, verás prontamente efectos positivos en tu vida diaria. ¿Estás listo?
Para esto, necesitas: una libreta, cuaderno, hojas en blanco, papel de reciclaje: algo donde puedas tomar apuntes. También puedes usar tu pc, tablet o Smartphone.
También necesitas una Biblia, te recomiendo especialmente la versión Reina-Valera 1960; también la NVI. Si dominas el inglés, te recomiendo la versión King James.
Finalemente, lápices, bolígrafos, colores, resaltadores (también puedes extender tu creatividad y sumar tijeras, pegamento, notas adhesivas, regla).
¿Nada del otro mundo, no? Ahora viene lo bueno.
Antes que nada, recuerda…
Que estás leyendo un libro. No necesitas estar en un estado especial ni concentrado, ni requieres hacer un rito mágico para poder abrir el libro de los libros (porque eso es lo que significa, esencialmente, la palabra griega Biblia: colección de libros, un libro que reúne varios libros).
Que no es preciso un horario especial: puedes leer la Biblia a cualquier hora, en cualquier lugar y circunstancia (pero por favor, por tu bien y el de los demás, no leas mientras conduces).
Que no tienes porqué entender el libro en la primera lectura. Hay tipos que llevan la vida entera tratando de entender la Biblia, y la cuestión es que no es lo difícil… ¡Hay demasiada sabiduría!
Primeros pasos
¿Por dónde empezar? Realmente, no es importante donde comiences: lo importante es que des el gran paso de empezar a leer este gran libro.
Puedes empezar por el Génesis o en el Apocalipsis. O en el libro de Job, que es el más antiguo de los libros bíblicos que se escribió. O los Salmos, que es el más extenso. No te vas a perder ni confundir: el mensaje siempre te quedará claro.
La razón de esto es que la Biblia es un fractal: un objeto cuya estructura se repite a diferentes escalas. Es decir, la Biblia nunca va a desviarse de su tema: que es mostrar la sabiduría de Dios.
¡Poco es más!
Si tratas de entender un libro tan largo y complejo como éste, no te servirá de mucho devorártelo entero de una sentada o tratar de memorizarlo como si estuvieras estudiando para un exámen final… ese método de aprendizaje es malo y no te servirá con la Biblia.
Aquí es donde entran en acción los materiales que te sugerí al principio: vas a aprender dando pequeños pasos y la misma Biblia te va ayudar, si te fijas cómo está ordenada, es fácil separar la Biblia en pequeños pedazos más fáciles de abordar.
La Biblia está dividida en libros, capítulos y versículos. Los versículos son oraciones que conforman capítulos. Y estos fragmentos puedes usarlos fácilmente, anotándolos en tu libreta, o memorizándolos e ir pensando en ellos.
Puedes tomar tu Biblia e ir subrayando todo lo que te guste o te haga pensar. Y puedes anotar en los márgenes aquello que te haya llamado la atención o te genere un interés especial.
La disciplina hace al maestro
Un poco de trabajo diario basta: una buena práctica es tomar unos 15 minutos en cualquier momento del día. No importa la parte de la Biblia que tomes, sólo concéntrate en una parte, lee y has notas, escríbela, repítela; anota lo que te hace pensar, resalta si no quieres olvidarla… y comparte.
Si quieres hacerlo varias veces al día, no hay problema, depende de ti. Lo importante es que hagas de esto una práctica constante y en breve tiempo notarás cambios.
No hay un método acertado de hacerlo, sólo lo que te funcione a ti. Lo único erróneo es no hacerlo. Así que puedes emprender esta aventura siguiendo estos sencillos pasos y te aseguro que pronto tu vida estará mejorando ¡Y para bien!
Deja una respuesta