Conversando repetidamente con las personas en las calles, colas de los bancos, colas del supermercado y colas de comprar baterías y otras colas en general, llegue a la conclusión de que la gente corriente es muy inocente en cuanto a lo que verdaderamente significa el cambio que Venezuela necesita.
El ciudadano promedio cree que el progreso es cuestión nada más de cambiar de gobernante por uno más honesto y entonces ¡Puf! Mágicamente todos vamos a vivir en un paraíso primermundista mejor que nunca antes, todos vamos a ser ricos, más ricos que los suizos y además sin trabajar porque este país lo tiene todo y lo puede todo. ¿Pues adivinen qué? ¡NO! No va a ser ni remotamente así.
El cambio requiere trabajo, sudor, sufrimiento, disputas, decisiones difíciles, desacuerdos, desilusiones, lágrimas y sangre. El cambio tiene un costo, ¿estás dispuesto a pagar el costo?
Yo muy personalmente pienso que los Venezolanos si saben esto, están totalmente claros de que todo tiene un costo, sobretodo el cambio, pero se resisten a pagarlo y prefieren dejarlo oculto, ignorarlo a propósito e inventar excusas cómo víctimas que no tienen poder de decisión o acción sobre lo que pasa, para poder así embellecer nuestra vida y seguir pretendiendo vivir la fantasía de que ese cambio va a ser hermoso y maravilloso pero que todavía no se ha podido concretar por culpa de terceros como el gobierno, la oposición o la gente ignorante y apática ( que al parecer siempre son casi todos en el país menos uno mismo).
Una comparación sencilla que puede ilustrar todo esto, es el buscar tener un cuerpo esbelto y atlético; Hay muchas personas que lo han logrado, es algo admirable, atractivo y positivo. Todos quisiéramos disfrutar de los beneficios de tener un cuerpo así pero lo que no todos estamos dispuestos a hacer es pagar el costo que conlleva, el costo se paga con el sudor y el dolor que genera el arduo esfuerzo, se paga con la incomodidad y ansiedad de las dietas, se paga con el largo tiempo que requiere y por supuesto se paga con dinero también pues los alimentos, gimnasios, entrenadores, ropa, traslado y otros productos necesarios no son gratis, todo tiene un costo ¿estás dispuesto a pagarlo?.
El costo del cambio puede ser para muchos un sufrimiento, para unos más que para otros.
El cambio de sistema socialista a capitalista implica:
Menos ayudas sociales
No recibir nada regalado
Implica no poder comprar cosas, no porque no se consigan sino porque no las puedes pagar.
Implica tener deudas y ser embargado o preso si no las pagas.
No poder viajar gratis nunca más en la vida
No poder entrar nunca en una universidad pública y no poder pagar una privada.
Posibilidad de perder el trabajo por no contar con inamovilidad laboral.
Quebrar un negocio porque ya nadie compra debido a la competencia.
No poder ser bachaquero, reposero, contrabandista, ni remesero.
Implica tener que buscar un trabajo de verdad y trabajar en serio a diario 8 horas al día.
O incluso buscar el trabajo y no conseguirlo, porque los sueltos son más altos y hay menos trabajos disponibles.
Tal vez puede significar renunciar a tratamientos o medicamentos gratuitos que se dan en algunos programas estatales para algunas pocas personas.
La buena noticia, es que todas esas cosas horribles van a pasar de todas maneras, lo queramos o no, haya un cambio de gobierno o no, pues independientemente de lo que quieran nuestros gobernantes, las leyes económicas son universales, como la gravedad o el tiempo, no puedes evitarlas, puedes decidir ir a favor o en contra pero siempre va a estar ahí.
El socialismo y el comunismo SIEMPRE fracasan, así que todo lo que dije anteriormente caerá igual de hecho muchos de esos «derechos» se han perdido ya.
Nada es gratis, tarde o temprano hay que pagar el costo, es mejor que sea voluntario y planificado que obligatorio y de imprevisto.
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