¿Que es actuar con sabiduría? Una de las mayores preocupaciones de las personas en la actualidad es saber si están haciendo las cosas de un modo correcto; es decir, si están tomando buenas decisiones.
¿Que significa actuar con sabiduría?
Actuar bien
Y esto implica responder una pregunta simple: ¿Las decisiones tomadas hacen bien tanto a ti como a las personas a tu alrededor?
Una postura común es creer que una acción que en una parte genera un beneficio, en otra genera un daño. Lo cual es un ejemplo de la teoría del juego suma cero: alguien gana porque otra persona pierde (lo cual implica que debes preocuparte de que el perdedor no seas tú).
Causa-efecto
Pero esto no es cierto. Los acciones que hagas en la vida, tienen un resultado ley de causa-efecto y puedes consultar las Meditaciones de Marco Aurelio para que entiendas por ti mismo cómo funciona este principio fuera del campo de la física; sino en la vida diaria: buenas acciones generan buenos resultados; malas acciones generan malos resultados.
Veamos un ejemplo: decides dar de comer a gente pobre y sin hogar. No te preocupas en averiguar si han tenido problemas con la ley. Sólo te interesa saber si tienen hambre y quieren comer. Y digamos que alimentas a un grupo de personas. Una de ellas es un delincuente y gracias a los alimentos que proporcionas, puede seguir cometiendo fechorías.
¿Eres responsable de indirecto del mal causado por el criminal?
Analizar los actos
No te adelantes a contestar. Vamos a colocar una nueva condición en este problema: sabes quiénes son las personas que alimentas y lo que hacen con sus vidas.
¿Eres responsable de lo que hacen?
Me gustaría que tengas en mente el tema de la responsabilidad personal, pues es la clave para entender cómo actuar con sabiduría. Tu responsabilidad personal te lleva a ayudar al prójimo, sobre todo a los necesitados; sin importar quiénes son ni qué hacen. Tu propósito es hacer ese bien, sin importar si te retribuyen o no. Sin que importe tan poco si luego de comer, van a estudiar o a delinquir.
Eso no tiene que ver contigo, ya que es asunto de cada uno lo que hace con su propia vida y eso escapa de tus límites de acción.
Digamos que en este punto consideras que no hay nada de malo en tus acciones, cada uno es responsable de lo que hace. Aun así, te enteras de que un delincuente, que se alimentó gracias a ti, hizo algún mal. Nadie te acusa e incluso colaboras con las autoridades. Hasta hay quien dice que los malos se aprovechan de tus nobles acciones. A pesar de esto, te sientes mal, te sientes responsable.
Un giro a la cuestión
¿Qué está pasando entonces?
El tema de la responsabilidad personal no está completo si no interviene la meditación crítica sobre los actos de los cuales eres responsable. Vamos a usar otro ejemplo y este lo puedes consultar en la Biblia, en el primer libro de Reyes, capítulo 3, versículos del 16 al 28. Dos mujeres llegan ante el rey con un problema: ambas son madres y dormían en una misma cama y ambas tenían bebés, pero uno de los niños murió durante la noche, asfixiado por el cuerpo de una de las mujeres.
¿Cómo resuelves este caso?
Un detalle importante
Salomón entiende que la vida humana tiene un valor supremo, que va más allá de cualquier razonamiento. Entonces ordena algo que parece cruel: dice que, ante el hecho que las dos mujeres reclaman que el niño vivo es su hijo, entonces va a “dividir” al niño en dos, cortándolo con espada. Una de las mujeres calla y parece satisfecha con la solución.
La otra clama que no lo haga, que le dé el niño a la otra mujer, pero que no lo corte, porque morirá. En ese momento Salomón descubre la verdad: una verdadera madre no va a permitir que su bebé muera y hasta renunciará a tenerlo, si eso significa que el niño sobreviva. Entonces el rey ordena que le entreguen el niño a la mujer que ha clamado que no lo corten, porque ella es la madre.
Si aplicamos el criterio crítico de Salomón a la situación de alimentar al grupo donde posiblemente hay un delincuente, ¿Habrá manera de saber que está allí? Difícilmente, a menos que alguien (incluyéndote) sepa quién es quién. No puedes ser responsable de lo que no sabes y menos de lo que no te concierne.
Una pregunta difícil…
¿Crees que alimentar a un delincuente lo ayuda a cometer sus fechorías?
Y esta es la pregunta clave, pues no podrías evitar sentirte culpable. Si crees que la solución es no alimentar a nadie, estás en la misma situación de Salomón ante la orden de cortar al niño en dos.
Conclusión
En realidad, la solución es sencilla: la misma gente necesitada te va ayudar. Como la madre, que sabía que el niño vivo era su hijo y prefería que la otra mujer se quedara con él, pero vivirá.
En esta situación puedes aplicar el mismo principio. Alimenta a todos, sorprendentemente, los delincuentes quedarán paralizados, como la mujer que aceptó que el niño fuera cortado. Y además, alguien, incluso tú mismo (si ya tienes experiencia en este tipo de trabajos) puedes identificar a un delincuente de una persona necesitada.
Y aunque no pudieras, no eres responsable de las acciones que hacen otras personas. Actuar con sabiduría va más allá de tomar una decisión que traiga beneficios a la mayoría; es encontrar el punto donde tu acción acierta y hace el efecto positivo donde se requiere.
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